viernes, 19 de noviembre de 2010

La prevención vial en familia, un proyecto de vida

La sabiduría popular, basada en el sentido común, sentenció para siempre que es mejor prevenir que tener que lamentar o algo parecido que es mejor prevenir que curar. Sea como se haya dejado en la mente y boca popular para la tradición, el sentido común y los hechos han indicado e indican que así es.

Tratándose de la siniestralidad vial, y según las frías estadísticas oficiales, hay que resaltar que ella deja diariamente muertos, heridos, intenso dolor y pérdidas sociales y económicas de enormes proporciones.

Sobre las causas aparentes de la siniestralidad vial se observa (vistas al detalle) que se repiten, casi mecánicamente, en los informes de los organismos de control, cuando las consignan en registros oficiales: fallas mecánicas (motor, llantas, frenos, líquido para frenos; embrague, dirección, luces, caja de velocidades, cortos circuitos, refrigeración,  etc.) , "falta de mantenimiento vehicular preventivo"; exceso de velocidad, sobrecupo de pasajeros o de carga; deficiencias en especificaciones técnicas de diseño, construcción y mantenimiento de la infraestructura vial, falta de señalización; deficiencias físicas y psíquicas del conductor (sueño, reacciones retardadas, acciones o reacciones voluntarias agresivas y temperamentales, "rabioso" manejo a la ofensiva), conducción vehicular en estado de alicoramiento“; imprudencia del peatón o del conductor, desconcentración y descuidos del conductor; invasión del carril de sentido contrario, contravenciones a normas y señales de tránsito, comportamiento inadecuado de los pasajeros, mala estiba (acomodación) de la carga, etc.

Muy grave cosa es que las familias, cuyo conjunto conforma la sociedad, paralelamente a su compleja y pesada dinámica de la vida diaria, tengan que cargar irremediable y dolorosamente, con las costosas secuelas del fenómeno indeseado y muchas veces prevenible de la accidentalidad vial.

Según lo ha publicado el Instituto Colombiano de Medicina Legal (1) la accidentalidad vial en Colombia, en el año 2009, produjo 5.796 muertos (20 por ciento de los muertos por acciones violentas); además, estableció que para el período 2000- 2009 se calculó una tasa de 12,1 muertos por cada 100.000 habitantes, que es alta en comparación con los mismos indicadores para América Latina y para el Mundo. Agrega el citado Informe que Independientemente de la cifra registrada tanto en muertos como en lesionados, vale la pena resaltar que la afectación de la vida social que producen estos efectos, bien valdría la pena que fueran ubicados como prioridad en la agenda pública; esto implicaría una reorientación de la política de prevención.

Por su parte, el Fondo de Prevención Vial (2) estableció, en sus estadísticas, que  el costo nacional por accidentalidad vial fue de 3,0 Billones de pesos en el año 2007; y en Boyacá, para el mismo año, alcanzó la importante cifra de 29.318 millones de pesos. Gran parte de estas sumas, en costos de oportunidad, hubieran servido bastante bien a la comunidad en mejoramiento de calidad de vida, si la cultura colectiva de prevención ( en su vivencia diaria)  hubiera evitado o reducido, de manera significativa, la accidentalidad vial.

El investigador Domingo Dueñas (3) en comentario de referencia a la magnitud del problema, de conformidad con las cifras aquí citadas señala:“ es alarmante y quizás es el más grave problema social que está sufriendo el país; se debe tener en cuenta que el registro de accidentes usualmente es incompleto; a manera de ejemplo, el profesor Antonio Valdez en el libro Ingeniería de Tráfico, menciona que en un estudio realizado en California, se encontró que solo se había registrado el 44% de los accidentes, y de los que no habían producido víctimas solamente había datos en el 38% de los casos. Luego por magnitud real el problema es más grave del que se puede deducir con las estadísticas existentes.” 

Lamentablemente, las causas reales de la accidentalidad vial no siempre se establecen, y la rigurosidad técnica o científica de los análisis para tratar de lograrlo se oculta, o lo que es peor se desconoce de manera inexplicable y marcadamente inconveniente para la vida de toda la sociedad. Se pierden, de manera indolente, voluntariosa y poco responsable, muchas de las lecciones que dejan los accidentes de tránsito; y éstos se repiten y se repiten, afectando a más y más actores y familias forzosamente vinculados, que terminan casi siempre asignando, en pleno siglo XXI, tan lamentables sucesos al destino señalado (sino fatal) y a la mala suerte. Legalmente se asigna, de manera inmediata y directa, al conductor de automotores mucha o casi toda la responsabilidad de los siniestros viales porque aparente o realmente la tiene. Pero la responsabilidad ética y social trasciende y en mucho el ámbito personal de quien, ocasional e infortunadamente, incurre en eventos prevenibles de siniestralidad vial. En esto nadie está exento de culpabilidad social pues a la luz de la razón y de la lógica (más que de la letra de los reglamentos) toda acción de prevención de la siniestralidad vial debe promoverse y utilizarse de manera sostenida y muy seria con base en prácticas de rigor técnico y científico pertinentes; no hacerlo prolonga  y magnifica, por omisión gravosa y dudosa intención, la responsabilidad estatal y social al respecto.

Las costosas campañas publicitarias sobre el fenómeno de la seguridad vial, en la realidad, no reflejan con la fuerza requerida el propósito de vincular metódicamente a la población en las prácticas de la prevención, y se toman con menor seriedad e importancia que aquellas referentes a la promoción generalizada de consumos de bienes o servicios, como ocurre con las propagandas sobre el consumo específico de bebidas alcohólicas o de cigarrillos que, de taquito, de manera atropellada y burlesca “en cumplimiento de la ley anuncian que : el consumo excesivo de es perjudicial para la salud“.

 "... las campañas publicitarias para la venta de automóviles y motocicletas sí reflejan que están convirtiendo este tipo de mercancías en uno de los objetivos principales que debe tener “todo ciudadano”; factiblemente, la reciente Feria del Automóvil tuvo más visitantes niños (futuros compradores) que adultos, y en la televisión se “bombardea” incesantemente en horarios infantiles propagandas sobre las “grandes bondades” del automóvil o de la motocicleta y nada se dice sobre educación vial o sobre el uso y ventajas de otros modos de transporte tales como la bicicleta y el caminar“ (4).

Por su parte, la publicidad en aspectos de la seguridad vial que debiera ser muy seria, permanente, gratuita (o a muy bajas tarifas por ser un servicio social de vida o muerte) e intensa por su importancia social siempre vigente, parece ser simplemente teórica, oportunista, sin compromiso social objetivo, marcadamente subjetiva, sin consistencia, de discutible o dudosa pertinencia (al parecer, se orienta más a crear pánico que a sensibilizar a la población sobre comportamientos estructurales para la convivencia, la solidaridad, el respeto, la participación familiar y comunitaria, y la cultura vial); esa publicidad, por todo eso, es ineficiente, y en esas condiciones, cualquiera que sea su tarifa, hace que el Estado incurra, en una oportunidad más, en infinitos e injustificables costos económicos y sociales que, como impuestos que son, debieran apalancar técnica y financieramente proyectos prioritarios y pertinentes de sentida conveniencia social .  

Nadie está blindado en contra de los efectos e impactos de la siniestralidad vial que ronda, de manera tácita y permanente, por todas las calles y carreteras, y que hace parte, casi siempre soslayada, del subconsciente popular.

Problema de envergadura mayor es la carencia casi absoluta de sensibilidad social, o peor de desconocimiento intencionado, sobre la potencialidad creciente en la ocurrencia de accidentes de tránsito y sobre su real importancia, gravedad y trascendencia, en especial, desde el punto de vista de las familias que, de manera intempestiva y abrupta, deben  alterar su modus vivendi porque son implicadas en las consecuencias de esos siniestros eventos.

El logro sostenido y creciente de la Seguridad Vial no depende, como se ha creído, de la fría, simple e impersonal existencia de normas, señales, controles y reglamentos cuyo cumplimiento casi discrecional y laxo ha inducido, con alta frecuencia, a distorsiones, interpretaciones leguleyas, burlas, incumplimiento, sobornos y olímpicos esguinces publicitarios en detrimento, desde luego, de la seriedad de las mismas normas y de la calidad de vida de los ciudadanos.

El asunto es de importancia y gravedad tales que implica, con fuerza mayor, las conductas y comportamiento diarios de todos los actores incidentes en las condiciones del tránsito peatonal y vehicular y de la comunidad entera; para cuyos cambios deseados de actitud colectiva, hay que reconocerlo y denunciarlo, no estamos seriamente preparados ni conscientes.

Las campañas sobre Seguridad Vial debieran buscar afanosamente la reducción continua, permanente y a toda costa de los índices de accidentalidad con la firme intención y trabajo para tratar de reducirlos, deseablemente a CERO, mediante la metodología adecuada de conscientización y sensibilización familiar y comunitaria, y privilegiando el cultivo del sentido común, el respeto, la responsabilidad familiar y social, la racionalidad y, en fin, la CULTURA VIAL (componente importante de cultura general) en todas las actuaciones pertinentes de la población.

Se sabe que el Observatorio Boyacense de Movilidad y Seguridad Vial - SEGVIAL BOYACÁ - está a punto de presentar, (para conocimiento, análisis y demás fines pertinentes) ante los organismos y autoridades competentes, su innovador proyecto Sensibilización familiar de la prevención vial; y se registra que lanzó, con relativo apoyo y  por sus propios medios (página WEB: http://observatoriosegvial.blogspot.com/ - a manera de ensayo y sana provocación)  la campaña permanente: La prevención vial en familia es fuente de salud pública y de vida para todos, incluso para Usted. Estas iniciativas bien intencionadas y viables podrían ser consideradas y apoyadas, por las instancias de competencia y por las comunidades, como estrategia fundamental para inducir a la sociedad entera, y a todas las organizaciones de ésta, a tomar conciencia vial desde la base familiar que es, a juicio de varios estudiosos, irreemplazable; y que puede ser muy eficiente si se toma en serio y como fundamento determinante de CULTURA VIAL sostenida y creciente. En esto, como en tantos otros aspectos, BOYACÁ podría constituirse en Departamento Piloto de Colombia; desde luego, que con la participación amplia, voluntad y esfuerzo de todos, según la capacidad de acción y la responsabilidad social de cada quien.

La Prevención Vial no puede ser de temporada u ocasión, ni reservada a oficio, autoridad específica o estrato poblacional alguno, ni una campaña publicitaria, ni un efervescente eslogan , ni propiedad de alguien porque la afectación de la siniestralidad es generalizada y universal.  La prevención de la accidentalidad vial debe ser una conducta de estructura social, una cultura que hay que incrementar, sostener y cualificar día a día, persona a persona, familia a familia, empresa a empresa, y poder a poder; ésto puede lograrse socializando y sensibilizando intensamente sobre su filosofía, necesidades y compromisos en toda organización social. Comenzando esa estrategia por la familia como célula básica,  puede garantizarse la supervivencia civilizada y autoprotegida de la humanidad y, obviamente, como proyecto de vida con máxima cobertura espacial y demográfica. 

El autor agradece la colaboración calificada y oportuna que recibió de los profesionales Domingo Dueñas Ruiz, Juan Carlos Sánchez  Suárez y de otras personas, en la preparación y publicación de este escrito.          

Todo comentario objetivo sobre este tema será bien recibido y valorado, por el Observatorio SEGVIAL BOYACÁ, para la construcción de conocimiento sobre Seguridad Vial y en la formulación de propuestas viables, innovadoras y pertinentes de Prevención Vial.

HUGO ARIAS CASTELLANOS
Ingeniero en Transportes y Vías

(1) Ver “Forensis 2009: datos para la vida”
(2) Ver datos estadísticos del Fondo de Prevención Vial citados por el ITBOY  en su propuesta de Plan de Seguridad Vial para Boyacá.
(3) DUEÑAS, Domingo. Comentarios sobre el tema” La prevención vial en familia, un proyecto de vida”.
(4) Ibídem 









4 comentarios:

  1. (Correo electrónico llegado hoy al Observatorio SEGVIAL BOYACÁ y editado para su publicación)

    Señores
    OBSERVATORIO BOYACENSE DE MOVILIDAD Y SEGURIDAD VIAL

    Muy buenas tardes,

    Es de gran aprecio la labor que realizan desde el Observatorio Boyacense de Seguridad Vial.

    Atendiendo al llamado que han hecho para realizar sugerencias sobre la seguridad en las vías de Boyacá, quiero llamar su atención sobre los reductores de velocidad (fisuras a lo largo de la vía) que han colocado en la vía Tunja-Sogamoso. La intención de los reductores claramente es positiva, sin embargo, su utilidad parece contradictoria al encontrar todo observador y conductor que los vehículos, y en especial los grandes: buses de línea, camiones, camionetas y camperos, aumentan la velocidad al pasar por sobre estos "reductores", ya que a mayor velocidad, menos sienten el efecto físico, y esto hace que los vehículos pequeños que van adelante de los grandes, deban también mantener una velocidad constante y no reducirla con el fín de evitar accidentes. Por otra parte, parece ser que estos reductores de velocidad deterioran los vehículos y los desajustan.

    Quería colocar de manifiesto este caso que he escuchado un par de veces, para que ustedes, más expertos en el tema lo puedan tener en cuenta.
    Agradezco su valioso interés en el foemnto de la Prevención de la accidentalidad vial en Boyacá.

    Cordial saludo,

    Carlos Daza S.
    Veeduría Ciudadana para el Desarrollo y la Pplaneación de Paipa - VEDEPAIPA
    Celular 310 304 3456

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  2. De Juan Carlos Sánchez Blog del Observatorio SEGVIAL BOYACÁ – sobre el Artículo: “La prevención vial en familia, un proyecto de vida – Nov./10):
    “La caracterización y el enfoque del presente articulo sobre seguridad vial, no es ni mas ni menos las directrices para orientar las acciones que bajen significativamente la accidentalidad en las ciudades y carreteras.
    He notado que en la mayoría de las carreteras colombianas el estado de las vías es un factor determinante en los accidentes. Las inversiones que en los últimos años se han hecho están destinadas para volver a tener el nivel de servicio que tuvieron cuando estas fueron construidas, desconociendo que el incremento del flujo vehicular y la composición del tráfico ha cambiado ostensiblemente. Así por ejemplo, vehículos comerciales (Tipo c3 s3) en gran numero circulan por todo el territorio nacional y en las vías en montaña deben invadir el carril en sentido contrario porque así lo exige el elevado radio de giro que necesitan, y esta situación en gran medida es causa permanente de accidentes. Asociado a esto está la casi nula distancia segura de adelantamiento y la imprudencia de los conductores de vehículos particulares es realmente muy atrevida.
    Todos los orígenes de la accidentalidad vial radican fundamentalmente en el abandono sistemático que los entes gubernamentales han tenido. Sacar una licencia de conducción en Colombia se ha limitado a otorgársela a quien paga una cantidad de dinero por ella, pero la rigurosidad para declararlo cabalmente apto para conducir un automotor sólo se limita a que pueda moverlo. Este aspecto es tangible en los accidentes ocurridos en las calles de las ciudades y en carreteras colombianas donde la conducción responsable es el aspecto que no se tiene en cuenta. Por otro lado está la casi nula inversión en cuanto a obras de seguridad para los usuarios de las vías, toda vez que si el conductor se sale levemente del carril por el cual circula, esquivando un bache o algún obstáculo, su integridad física se compromete o se ve seriamente comprometida.
    Soy consciente de que este tema tiene tanto de largo como de ancho, por tal razón espero confiadamente participar en la discusión de los aspectos relacionados con el mismo.
    Atentamente,
    Juan Carlos Sánchez Suarez
    Ing. en Transportes y Vías

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  3. Correo electrónico enviado por el Investigador Domingo Dueñas Ruiz al OBSERVATORIO SEGVIAL BOYACÁ (Nov./19:
    "Leí con mucha atención su escrito “La prevención vial en familia, un proyecto de vida”, y en mi concepto es muy bueno y sustenta la necesidad de presentar ante ante los organismos y autoridades competentes, el proyecto que se anincia ahí: “Sensibilización familiar de la prevención Vial”.

    La lectura del artículo, me llevo a las siguientes apreciaciones que quiero compartir con os analistas sobre el tema:
    •De la información referente a la accidentalidad vial en Colombia, que en el año 2009, produjo 5.796 muertos y que "para el período 2000- 2009, se ha calculado una tasa de 12,1 muertos por cada 100.000 habitantes", es alarmante y quizás es el más grave problema social que está sufriendo el país;se debe tener en cuenta, al resecto,que el registro de accidentes usualmente es incompleto; a manera de ejemplo, el profesor Antonio Valdez en el libro Ingeniería de Trafico, menciona que en un estudio realizado en California, se encontró que solo se había registrado el 44% de los accidentes y de los que no habían producido víctimas solamente había datos en el 38% de los casos. Luego por magnitud real el problema es más grave del que se puede deducir con las estadísticas existentes.
    •Efectivamente, tal como se indica en su escrito, “Las costosas campañas publicitarias sobre el fenómeno de la seguridad vial en la realidad no reflejan con la fuerza requerida el propósito de vincular metódicamente a la población en las prácticas de la prevención”. Por el contrario, las campañas publicitarias para la venta de automóviles y motocicletas SÍ reflejan que están convirtiendo este tipo de mercancías en uno de los objetivos principales que debe tener “todo ciudadano”; factiblemente la reciente Feria del Automóvil tuvo más visitantes niños (futuros compradores) que adultos, y en la televisión se “bombardea” incesantemente, en horarios infantiles, con propagandas sobre las “grandes bondades” del automóvil o de la motocicleta y nada se dice sobre EDUCACIÓN VIAL NI PREVENCIÓN, o sobre el uso y ventajas de otros modos de transporte tales como la bicicleta y el caminar.
    •Estoy totalmente de acuerdo con el escrito en publicado menciona: “….Problema de envergadura mayor es la carencia casi absoluta de sensibilidad social, o peor de desconocimiento intencionado, sobre la potencialidad creciente en la ocurrencia de accidentes de tránsito y sobre su real importancia, gravedad, efectos, impactos y trascendencia, en especial desde el punto de vista de las familias implicadas en esos eventos…”

    Finalmente felicito al Observatorio SEGVIAL BOYACÁ por la campaña “La prevención vial en familia es fuente de salud pública y de vida para todos, incluso para Usted”.

    Cordial saludo

    Domingo Dueñas

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  4. Cordial Saludo compañeros...

    Quiero dejar un tema para discusion, que siempre se ha comentado pero no se ha socializado de manera, que se busque una alternativa de solucion:

    Las entidades territoriales, llamense alcaldias presentan en sus planes de desarrollo algunas de necesidades de sus comunidades, las cuales plasman en proyecto para transmitirlos al orden departamental o nacional para la gestion de recursos.

    En la mayoria de los casos, y en el tema que nos reune en este blog, se presenta el proyecto con el indicador "Kilometro de via pavimentada", como el objetivo final a cumplir, que es una obra a "inagurar".

    Sin embargo, estos proyectos carecen de un estudio mas a fondo, y finalmente se termina mejorando la superficie de rodadura y por consiguiente dando la posibilidad al conductor de aumentar la velocidad del vehiculo cuando las condiciones geometricas de la vía no lo permiten.

    y como consecuencia, se crean nuevos tramos de vía con alto riesgo de accidentalidad.

    Me gustaria conocer sus comentarios al respecto, y agradezco la oportunidad de poder exponer situaciones, para discutir y dar nuestro aporte como profesionales en el tema.

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